Talento y motivación (2). La melodía suave de una mirada que brilla

benjaminzander

Hace unos días, leía en la prensa la historia de Gabriel Bristol, el CEO de Call Centers Intelicare, una joven compañía cuyas ventas, según la revista Inc., superaron los $ 11 millones de dólares en 2014, lo que supone un aumento del 120 por ciento respecto al año 2013.

Gabriel pasó de ser un homeless, un hombre sin hogar, a desarrollar su propia compañía de call centers. Todo gracias a que descubrió su talento a explotar: conectar con las personas a través del teléfono y calmar sus ánimos. Lo que me parece verdaderamente  interesante es que cuando le preguntan por ese talento, él cuenta que es algo aprendido. Lo aprendió, precisamente, cuando los demás – su familia de adopción y compañeros de la escuela – lo maltrataban de niño. Ahora, sabía muy bien cómo se sentía la persona con la que estaba tratando, y era capaz de reconocer pequeñas señales que le indicaban el camino a seguir, o no seguir, en esa breve relación pues, hace años, cuando era maltratado, equivocarse le costaba muy caro.

Esta conmovedora historia muestra lo que la vida y las adversidades nos pueden ayudar a aprender. Si bien, no creo que las adversidades, en sí mismas nos enseñen algo, más bien lo aprendemos, lo aprenden quienes están abiertos y dispuestos. Recuerdo que contaba una madre que tuvo dos hijos con discapacidad que sus hijos, hoy, los veía como un regalo, pero no porque fueran un regalo, sino porque ella los quería ver así, había decidido que fueran un regalo. Fantástica decisión, ¿verdad?

Literalmente creo que no podemos dar las gracias a los golpes que nos ha dado la vida y nos han hecho más fuertes, sabios o prudentes. Creo que si hoy somos mas fuertes, sabios o prudentes, es porque tomamos una decisión, la decisión de cómo encajar y encarar esos golpes, cómo sacar partido a esa adversidad y cómo convertirnos en mejores personas o profesionales, sirviéndonos de ello. En definitiva, porque tomamos la decisión de buscar un sentido a esas circunstancias y, como dice el viejo proverbio chino, porque en un momento dado nos dieron limones y nos dedicamos a hacer una limonada.

Hay dos corrientes, nos dirá el profesor Haydt en su “Hipótesis de la felicidad”: los que creen que la adversidad nos puede hacer más fuertes y los que creen que la adversidad es una necesidad. Haydt se inclina por la segunda opción; sinceramente, yo lo hago por la primera. Al menos diría que la adversidad más que una necesidad es una realidad y, afrontarla debidamente, entonces, se convierte en una necesidad.

Cuando los líderes tienen la firme convicción de que la adversidad es una necesidad por la que todos han de pasar, tienen más fácil también provocar esa adversidad o, cuando llega, no preocuparse por quien está pasando por esa dificultad. De ahí que la compasión, el apoyo y la auténtica preocupación por las personas, sea para ellos todo un reto. Todas las personas, como todas las compañías, pasarán por momentos de dificultad y, en esas etapas, entender el alma humana y seguir obteniendo lo mejor de cada uno de nosotros mismos y de nuestros colaboradores, dependerá de un liderazgo exigente pero compasivo, en búsqueda de resultados y encontrando el lado humano del cambio, pidiendo nuevos esfuerzos y ofreciendo confianza.

El profesor de la banda de Whiplash – el personaje que interpreta el oscarizado J.K. Simmons en la gran pantalla y del que hablaba en el post anterior – no es para mí un buen ejemplo de liderazgo. Al igual que en las bandas de música, y más allá del cine, también en la vida de las organizaciones, encontraremos muy diferentes tipos de líderes o jefes, y les separará una cuestión puramente fáctica: si obtienen de sus colaboradores obediencia o compromiso. También, y especialmente, en los momentos más difíciles. Ese resultado, la obediencia o el compromiso, no será casual sino causal, y dependerá de su tipo de vinculación: de cómo trate, se relacione y se comunique con sus colaboradores. Así, nos encontramos, no sólo con el rostro amable del liderazgo afectivo, sino con las consecuencias del mismo en la gente y en los resultados.

La Boston Philharmonic Orchestra, cuenta también con un director, Benjamin Zander. Él nos habla cómo, en una ocasión, entró en una tienda de música y encontró el CD de su propia orquesta. Mientras lo tomaba, se dibujaba en su rostro una sonrisa de satisfacción. Pero viéndose a sí mismo en la fotografía de portada, se dio cuenta de que la gente que compraba aquel disco, lo que realmente compraba era la belleza del sonido que producían sus músicos, mientras que quien aparecía en la portada era él, ¡alguien que no tocaba ningún instrumento! Entonces, se dio cuenta de algo, de una cuestión esencial en el ejercicio del liderazgo: y es que éste consiste en dar poder a los demás para poder ofrecer la mejor versión de sí mismos. “Mi poder – dice –  viene de mi habilidad para hacer a otras personas poderosas. Cuando me di cuenta de eso, cambió todo. Mi trabajo era descubrir las posibilidades en otras personas”.

Esa frase, igualmente, la podría haber dicho el profesor de Shaffer, en Whiplash pero, ¿sabes cómo descubre Zander esas posibilidades?, ¿cómo saca lo mejor de los demás?

Zander habla de su gente con cariño, desde la exigencia, pero con afecto. Busca su mejora diaria, pero él está ahí para apoyarlos y animarlos. El Director es alguien exigente, pero en primer término con él mismo, responsabilizándose del resultado de sus músicos a través de su liderazgo. Por eso el liderazgo, dirá, es obtener el brillo en la mirada de tu gente, porque les ilusiona su trabajo y porque les ilusiona tu presencia. Y de ahí que Zander se pregunte: ¿Quién estoy siendo yo que los ojos de mis músicos no brillan?

Qué fantástica metáfora que nuestra fisionomía convierte en realidad. Nuestros ojos brillan, y nuestro cuerpo y mente se expanden a través de ese tipo de liderazgo, nuevamente, el liderazgo afectivo. Brillamos, nos hacemos brillantes. Hacemos brillar. ¿Y no se trataba de encontrar ese brillo en la genialidad así como en la cotidianeidad? Amigo lector, no dejes que la pregunta pierda su fuerza. Te habla a tí, te interpela y exige una respuesta: ¿quién estoy siendo yo que los ojos de los míos no brillan?, ¿quién quiero ser con los demás que despierte ese brillo de su mirada?, ¿qué voy a empezar a hacer para alimentar el brillo de mi propia mirada? La tarea requiere del triunfo, pero esta vez, un triunfo que suena a gloria. Batería y maestro se unen para dar y obtener lo mejor, pero a otro ritmo, con otro compás: con la melodía suave de una mirada que brilla.

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20 respuestas a Talento y motivación (2). La melodía suave de una mirada que brilla

  1. Pues mil gracias Jesús, has conseguido dejar un brillo en mi mirada…el de una lagrimita por tu emotivo artículo. Enhorabuena!!!

  2. Teresa Luna dijo:

    Gracias por hacerme reflexionar, ahora mi reto y compromiso es generar un brillo derivado del Telento de quienes me rodean. Saludos!

  3. Excelente como cada artículo que escribes Jesús. Un abrazo.

  4. NOEMI BERGUA dijo:

    Muy bueno Jesús!, Muy interesante…Un abrazo

  5. Omar Chavero dijo:

    Jesús, excelente reflexión, sin duda es un compromiso llevarlo a cabo una vez que se entiende !

    • Muchas gracias, Omar, por seguirme y por tu comentario. Desde luego que ha de ser un compromiso llevarlo a cabo. Ejercer el liderazgo y, sobre todo, en circunstancias adversas no es fácil, pero de ahí el reto. Ojalá que tengamos ocasión de volvernos a ver pronto! Saludos y que tengas un excelente día.

  6. Estoy seguro de que todo pasa por algo perfectamente perfecto, o al menos ese es el pensamiento que deberíamos tener para afrontar de mejor manera la vida. Cada persona y cada situación que se presentan en nuestras vidas funcionan cómo maestros. Nuestros pensamientos crean nuestra realidad y si somos capaces de agradecer y encontrar la intención positiva que pudo tener alguien que en algún momento de nuestras vidas nos causó algún tipo de dolor y si además somos capaces de perdonar a la persona entendiendo el porqué actuó o de tal o cual manera y somos capaces también de agradecer el aprendizaje que nos dejó, entonces seremos mejores lideres, entendiendo que en todas las personas hay algo positivo.

    Gracias Jesús por tus artículos, son un chispazo que encienden el motor de la reflexión.

    • Muchas gracias a tí, Toño. Muy interesante comentario! Aceptación, perdón y ver maestros en las adversidades, es toda una enseñanza. No es tan fácil pero por eso no vamos a dejar de procurarlo, ¿verdad? ¡Que tengas un feliz día!

  7. José Luis Ojembarrena dijo:

    Muy bueno Jesús. Tocas varios puntos de debate muy interesantes que me han hecho reflexionar. Algunos me parecen fundamentales porque son generadores de cambio interno…

    ¿Es la dificultad algo a afrontar y superar? ¿Superar la dificultad nos hace más fuertes? La dificultad es una necesidad por la que hay que pasar?… Distinguirlo no es fácil… Sólo surge la dificultad o el problema cuando ‘nos damos cuenta de que existe esa dificultad’, bien por propio descubrimiento o porque alguien dice que esa dificultad existe.

    ¿Es la dificultad algo a afrontar y superar? Muchas veces evadimos la situación teorizando… Sobre el tamaño de la dificultad, sobre si va o no conmigo, sobre si se puede o no hacer algo… El tamaño de la dificultad es casi siempre un engaño, lo relevante es nuestro ‘tamaño’ para enfrentarnos a la dificultad (nuestras habilidades para hacerle frente) y cuantas más veces evadimos las dificultades, menor es la habilidad y… Tú eliges… O te vas haciendo maestro paso a paso afrontando y pidiendo la ayuda que necesites, o te haces un maestro de la evasión y evades el aprendizaje que da el afrontar las dificultades.

    ¿Superar la dificultad nos hace más fuertes? Nadie debería ponerlo en duda. Superar las dificultades te hace más fuerte y te permite enfrentarte a dificultades de más calado. Y, además de las habilidades que adquieres, te hace más fuerte porque te hace más consciente de la realidad y te centra más en tu ‘aquí y ahora’ (cuando las dificultades están en el horizonte, igual no llegas nunca a tocarlas). En el tema de los grandes reveses de la vida, incluso en las adicciones, he visto muy claro como la gente salle del pozo en que se encuentra cuando ha aceptado la situación y, pasito a pasito, día a día, hace cosas sencillas y va cambiando hábitos propios, hasta que sale avanza y cambia. Cuando uno acepta y actúa, la perspectiva cambia. Y si yo cambio, todo cambia. Pero esto sólo puedo percibirlo en la acción y actuación (aquí la teorización no vale y la cabeza muchas veces te engaña). Y en la acción te das cuenta de que sólo puedes cambiar lo que depende de tí, o sea tú mismo y el pequeño mundo en que te mueves.

    Coincido contigo en que la dificultad no es una necesidad por la que hay que pasar. Este enfoque tiene la peculiaridad de que sólo alimenta el ‘ego’. Aquí vemos cómo muchos libros de autoayuda y unos cuantos coaches te pueden llevar por un mal camino… ‘Todo depende de ti, sólo hay que proponérselo, …’ Y otras falacias, que si no te advierten que debes partir desde la humildad y paso a paso, sólo alimentan el ego, la vanidad y te convierten cuando menos en un obsesivo compulsivo, intransigente, inaceptable para ti mismo e inaceptable para los que te rodean.

    Ese brillo en los ojos es un síntoma claro, una señal que envía el cuerpo, del ‘fluir’ en nuestra actuación y en nuestro trabajo. Ese brillo gratifica mucho más que otras cosas y es un gran indicador de la felicidad del momento. Ese brillo en los ojos para el tiempo, para los relojes y genera vida y hay que buscarlo en uno mismo y luego en los que conviven contigo.

    Un abrazo

    • ¡¡Gracias Josechu!! ¡Me ha encantado leer tu reflexión! Cuántas cosas comentas de interés. «El tamaño de la dificultad es irrelevante, lo importante es nuestro tamaño», extraordinaria forma de comunicar esa idea que me quedo, par aumentar mi tamaña y ser más grande… Los pequeños pasos, la necesaria acción, la parálisis por la reflexión. Brillante comentario. Y coincido tanto cotizo en el tema de los coaches y el tú puedes…. Me parece una lástima esa manera de ayude a alguien, ojalá que con buenas intenciones, pero los efectos tantas veces son dramáticos. Gracias por el brillo de tus palabras y el calor de tu comentario. Siempre cercano y reflexivo. ¡Un abrazo!

  8. Excelente artículo, muy bien preparado.

    Saludos

  9. Gracias Jesús por compartirlo, muy inspirador!

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